martes, 30 de agosto de 2016

Re: Minidepartamento

Me encanto! y me resulta muy util la idea.
Gracias amiga!

Alexux

El 26/8/16, Panky <morillos@copefaro.com.ar> escribió:
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lunes, 29 de agosto de 2016

[ † ] Martes por los ángeles custodios. 30/08/2016. Santa María de la Cruz (Juana) Jugan ¡ruega por nosotros!

JA

JMJ

Pax

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-46
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un tesoro escondido en el campo; el que lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
También sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un comerciante que busca perlas finas, y que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Suplicamos tu oración: Esto es gratis pero cuesta. No sería posible sin tus oraciones: al menos un Avemaría de corazón por cada email que leas. Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús; Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. ¡Recuérdanos en tus intenciones de Misa!

Aclaración: una relación muere sin comunicación y comunidad-comunión. Con Dios es igual: las "palabras de vida eterna" (Jn 6,68; Hc 7,37) son fuente de vida espiritual (Jn 6, 63), pero no basta charlar por teléfono (oración), es necesario visitarse, y la Misa permite ver a Jesús, que está tan presente en la Eucaristía, que Hostias han sangrado: www.therealpresence.org/eucharst/mir/span_mir.htm

Por leer la Palabra, no se debe dejar de ir a Misa, donde ofrecemos TODO (Dios) a Dios: al actualizarse el sacrificio de la Cruz, a) co-reparamos el daño que hacen nuestros pecados al Cuerpo de Cristo que incluye los Corazones de Jesús y de María, a Su Iglesia y nosotros mismos, b) adoramos, c) agradecemos y d) pedimos y obtenemos Gracias por nuestras necesidades y para la salvación del mundo entero… ¿Que pasa en CADA Misa? 5 minutos: http://www.youtube.com/watch?v=v82JVdXAUUs

Nota: es una película protestante, por eso falta LA MADRE.

El Misterio de la Misa en 2 minutos: https://www.youtube.com/watch?v=0QCx-5Aqyrk

El que no valora una obra de arte es porque necesita cultura: https://www.youtube.com/watch?v=mTKKaT-KaKw

Lo que no ven tus ojos (2 minutos): http://www.gloria.tv/media/y3hgYNp23xu

El Gran Milagro (película completa): http://www.gloria.tv/media/hYyhhps7cqX

Explicación: http://www.youtube.com/watch?v=eFObozxcTUg#!

San Leonardo, "El GRAN tesoro oculto de la Santa Misa": http://iteadjmj.com/LIBROSW/lpm1.doc

Audio (1/5): https://www.youtube.com/watch?v=2NjKuVnxH58

Si Jesús se apareciera, ¿no correríamos a verlo, tocarlo, adorarlo? Jesús está aquí y lo ignoramos. Jesús nos espera (Mc 14,22-24) en la Eucaristía: "si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros" (Jn 6,53; 1 Jn 5,12). La Misa es lo mínimo para salvarnos. Es como si un padre dijera "si no comes, te mueres, así que come al menos una vez por semana". Si comulgamos en estado de Gracia y con amor, nos hacemos uno (común-unión) con el Amor y renovamos la Nueva Alianza de Amor. Si faltamos a las bodas del Cordero (Ap.19,7-10) con su Iglesia (nosotros), sabiendo que rechazamos el Amor de Dios, que está derramando toda su Sangre por nuestros pecados personales, nos auto-condenamos a estar eternamente sin Amor: si una novia falta a su boda, es ella la que se aparta del amor del Novio para siempre, sabiendo que Él da la Vida por ella en el altar. ¿Qué pensaríamos si un cónyuge le dice al otro: "Te amo, pero no quiero verte todos los días, y menos los de descanso"? ¿Le ama realmente?

Faltar a Misa viola los principales mandamientos: el primero ("Amar a Dios sobre todas las cosas") y tercero ("Santificar las fiestas"). Por nuestro propio bien y evitar el infierno eterno, Dios sólo nos pide que nos regalemos 1 de las 168 horas de vida que Él nos regala cada semana: 0,6% ¡No seamos ingratos! Idolatramos aquello que preferimos a Él: los "dioses" son el descanso, entretenimiento, comida, trabajo, compañía, flojera. Prefieren baratijas al oro. Si en la Misa repartieran 1 millón de dólares a cada uno, ¿qué no harías para asistir? ¡Pues recibes infinitamente más! "Una misa vale más que todos los tesoros del mundo"… Por todo esto, es pecado mortal faltar sin causa grave a la Misa dominical y fiestas (Catecismo 2181; Mt 16, 18-19; Ex 20,8-10; Tb 1,6; Hch 20,7; 2 Ts 2,15).

Si rechazamos la Misa, ¿cómo vamos a decir "Padre Nuestro" si rechazamos volver a la Casa del Padre? ¿cómo decir "Santificado sea Tu Nombre", "Venga a nosotros Tu Reino", "Hágase Tu Voluntad", "Danos hoy nuestro pan supersubstancial de cada día" y "no nos dejes caer en la tentación más líbranos del malo", si todo eso lo obtenemos de la Misa?

Estamos en el mundo para ser felices para siempre, santos. Para lograr la santidad, la perfección del amor, es imprescindible la Misa y comunión, si es posible, diaria, como pide la Cátedra de Pedro, el representante de Cristo en la tierra (Canon 904). Antes de comulgar debemos confesar todos los pecados mortales: "quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11,29; Rm 14,23). ¿Otros pecados mortales? no confesarse con el Sacerdote al menos una vez al año (CDC 989), no comulgar al menos en tiempo pascual (920), abortar (todos los métodos anticonceptivos no barrera son abortivos), promover el aborto (derecho a decidir, derechos (i)reproductivos, fecundación artificial), planificación natural sin causa grave, deseo o actividad sexual fuera del matrimonio por iglesia, privar de Misa a niños en uso de razón, borrachera, drogas, comer a reventar, envidia, calumnia, odio o deseo de venganza, ver pornografía, robo importante, chiste o burla de lo sagrado… ver más en http://www.iesvs.org/p/blog-page.html

Si no ponemos los medios para confesamos lo antes posible y nos sorprende la muerte sin arrepentirnos, nos auto-condenamos al infierno eterno (Catecismo 1033-41; Mt. 5,22; 10, 28; 13,41-50; 25, 31-46; Mc 9,43-48, etc.). Estos son pecados mortales objetivamente, pero subjetivamente, pueden ser menos graves, si hay atenuantes como la ignorancia. Pero ahora que lo sabes, ya no hay excusa (Jn 15,22).

 

 

Misal

 

Lectura        2Cor 10, 17–11, 2

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.

Hermanos: El que se gloría, que se gloríe en el Señor. Porque el que vale no es el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien Dios recomienda. ¡Ojalá quieran tolerar un poco de locura de mi parte! De hecho, ya me toleran. Yo estoy celoso de ustedes con el celo de Dios, porque los he unido al único esposo, Cristo, para presentarlos a él como una virgen pura.

Palabra de Dios.

Comentario

Todo lo que somos es por la gracia de Dios, que ha puesto en nosotros su llama y su amor. San Pablo nos exhorta para que reconozcamos esto y, de esta manera, vivamos ubicados ante una verdad irrevocable y obvia, pero no siempre atendida: Dios es el único que está por encima de todo.

 

Sal 148, 1-2. 11-14

R. Los jóvenes y las vírgenes, alaben el nombre del Señor.

Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. R.

Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el nombre del Señor. R.

Alaben el Nombre del Señor. Porque solo su Nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, y él exalta la fuerza de su pueblo. R.

¡A él, la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.

Aleluya        Jn 15, 9. 5

Aleluya. Dice el Señor: "Permanezcan en mi amor; el que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto". Aleluya.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 44-46
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente:
"Sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un tesoro escondido en el campo; el que lo encuentra lo deja oculto y, lleno de alegría, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
También sucede con el Reino de los cielos lo mismo que con un comerciante que busca perlas finas, y que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra".

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

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mar 22a. Ordinario año Par

Antífona de Entrada

Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo belleza y majestad.

Oración Colecta

Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

El ser humano, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios. En cambio, el ser humano espiritual puede juzgar correctamente todo

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 10b-16

Hermanos: El Espíritu lo escudriña todo, incluso hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo íntimo del hombre a no ser el mismo espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, sólo el Espíritu de Dios conoce las cosas de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado.
De esto hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas del Espíritu, adaptando lo que es espiritual a quienes poseen el Espíritu de Dios.
El hombre mundano no capta las cosas del Espíritu de Dios. Carecen de sentido para él y no las puede entender, porque sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Por el contrario, quien posee el Espíritu lo discierne todo y no está sujeto al juicio de nadie. Porque, ¿quién conoce el pensamiento del Señor para poder darle lecciones? Nosotros, sin embargo, poseemos el modo de pensar de Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

Sal 144, 8-9.10-11.12-13ab

El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus criaturas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan; que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas.
El Señor es justo y bondadoso.

Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio por todas las generaciones.
El Señor es justo y bondadoso.

El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia.
El Señor es justo y bondadoso.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.
Aleluya.

Evangelio

Sé que tú eres el Santo de Dios

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús fue a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente, que estaba asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un demonio inmundo, que se puso a gritar muy fuerte: "Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús le ordenó: "¡Cállate y sal de ese hombre!" Entonces el demonio tiró al hombre por tierra en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se llenaron de asombro y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y éstos se salen". Y su fama se extendía por todos los lugares de la región. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Acepta, Señor, con bondad los dones que te presentamos, y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

Alabanza a Dios por la creación y redención del género humano

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido ser, por medio de tu amado Hijo, no sólo el creador del género humano, sino también el autor generoso de la nueva creación.
Por eso,
con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos y unánimes te bendicen tus santos. Con ellos, unidos a los ángeles, nosotros queremos celebrarte y te alabamos diciendo:

Antífona de la Comunión

Acudamos al Señor, pongamos en él nuestra confianza y no quedaremos defraudados.

Oración después de la Comunión

Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo; y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Dia 23/08 o 30/08 Santa Rosa de Lima (virgen, blanco)

Antífona de Entrada

Alegrémonos, llenémonos de gozo, porque el Señor ha amado a esta virgen santa y gloriosa.

Oración Colecta

Oremos:
Señor, Dios nuestro, tú has querido que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, se apartara del mundo y se consagrara a ti en penitencia; concédenos, por su intercesión, que siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura

El amor es fuerte como la muerte

Lectura del libro del Cantar de los Cantares 8, 6-7

Grábame como un sello en tu brazo, como un sello en tu corazón, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; es centella de fuego, llamarada divina; las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni anegarlo los ríos.
Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sólo conseguiría desprecio.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial

del salmo 15

El Señor es el lote de mi heredad.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". El Señor es el lote de mi heredad y mi copa.
El Señor es el lote de mi heredad.

Bendeciré al Señor que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.
El Señor es el lote de mi heredad.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
El Señor es el lote de mi heredad.

Aclamación antes del Evangelio

Aleluya, aleluya.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Aleluya.

Evangelio

Has escondido estas cosas a los sabios y has revelado a la gente sencilla

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús exclamó:
"Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraran descanso, porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Oración sobre las Ofrendas

Que el sacrificio que vamos a ofrecerte en la festividad de santa Rosa de Lima, nos sirva, Señor, para obtener el perdón de nuestros pecados y la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio

La vida consagrada a Dios es un signo Del Reino de los cielos

En verdad es justo y necesario que te alaben, Señor, tus criaturas del cielo y de la tierra.
Porque al celebrar a santa Rosa de Lima que por amor al Reino de los cielos se consagraron a Cristo, reconocemos tu Providencia admirable, que no cesa de llamar al hombre a la santidad primera, para hacerlo participar ya desde ahora de la vida que gozará en el cielo, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos proclamando sin cesar:

Antífona de la Comunión

¡Que llega el esposo; salgan a recibir a Cristo, el Señor!

Oración después de la Comunión

Oremos:
Por medio de este sacramento que hemos recibido en la festividad de santa Rosa de Lima, danos, Señor, tu luz y tu amor, para que seamos mejores cada día y podamos ayudar a los demás.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

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Meditación diaria

22ª semana. Martes

 

ENSEÑABA CON AUTORIDAD

 

— Jesús imparte su doctrina con poder y fuerza divina.

 

— Al leer el Evangelio cada día es Jesús quien nos habla, nos enseña y nos consuela.

 

— Cómo encontrarle en esta lectura del Evangelio.

 

I. Los Evangelistas, repetidas veces señalan la sorpresa de las gentes y de los mismos discípulos ante la doctrina de Jesús y sus prodigios1, y sienten cierto temor a interrogarle2... Era un temor reverencial ante la majestad de Cristo, reflejada en sus palabras y en sus obras, que se apoderaba de las muchedumbres y las cautivaba. San Lucas nos relata en el Evangelio de la Misa3 cómo, después de haber curado Jesús a un endemoniado, quedaron todos atemorizados, y se decían unos a otros: ¿Qué palabra es esta que con potestad y fuerza manda a los espíritus y salen? Y San Marcos señala en otra ocasión que las gentes estaban admiradas de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas4. A través de su Santísima Humanidad hablaba la Segunda Persona de la Trinidad, y las gentes, conscientes de su poder extraordinario, acuden para señalarle a los nombres y a las jerarquías más altas que conocían: ¿Será el Bautista, Elías, Jeremías o alguno de los Profetas?5. Bien cortos se quedaron.

 

El pueblo que escuchaba a Jesús percibió con claridad la diferencia radical que había entre el modo de enseñar de los escribas y fariseos y la seguridad y fuerza con que Jesucristo declaraba su doctrina. Jesús no expone una mera opinión, ni da muestra alguna de inseguridad o de duda6. No habla, como otros profetas, en nombre de Dios; no es un profeta más. Habla en nombre propio: Yo os digo... Enseña los misterios de Dios y cómo han de ser las relaciones entre los hombres, y apoya sus enseñanzas con los milagros; explica su doctrina con sencillez y con potestad porque habla de lo que ha visto7, y no necesita largos razonamientos. "Nada prueba, no se justifica, no argumenta. Enseña. Se impone, porque la sabiduría que de Él emana es irresistible. Cuando se ha apreciado esta sabiduría, cuando se tiene el corazón lo bastante puro para estimarla, se sabe que no puede existir otra. No se siente la necesidad de comparar, de estudiar. Se ve.

 

"Se ve que es lo absoluto; se ve que frente a Él todo es polvo; se ve que Él es la Vida. Igual que las estrellas se apagan cuando sale el sol, así ocurre con todas las sabidurías y todas las escuelas. Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna"8.

 

Jesús nos sigue hablando a cada uno, personalmente, en la intimidad de la oración, al leer cada día el Evangelio... Hemos de aprender a escucharle también entre los mil sucesos del día, y en lo que en nuestro lenguaje llamamos fracaso o dolor. "Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra –obras y dichos de Cristo– no solo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia.

 

"—El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida.

 

"(...) toma el Evangelio a diario, y léelo y vívelo como norma concreta. —Así han procedido los santos"9.

 

II. La doctrina de Jesús tenía tal fuerza y autoridad que algunos de los que le escuchaban exclaman que nunca en Israel se había oído algo parecido10. Los escribas enseñaban también al pueblo lo que está escrito en Moisés y los Profetas, comenta San Beda; pero Jesús predicaba al pueblo como Dios y Señor del mismo Moisés11.

 

Las palabras de Jesús estaban llenas de vida, penetraban hasta el fondo del alma. Cuando Juan el Bautista señaló a Jesús que pasaba12, dos de sus discípulos le siguieron y permanecieron con Él aquel día. San Juan, el Evangelista que recogió los grandes diálogos de Jesús, en esta ocasión calla. Solo nos dice que le encontraron alrededor de la hora décima, hacia las cuatro de la tarde. Cuando, pasados muchos años, escribe su Evangelio, nos quiso dejar para siempre el momento preciso e inolvidable de su primer encuentro con el Maestro. ¿Qué les diría el Señor? Solo sabemos el resultado por las palabras de Andrés, el otro discípulo que siguió a Jesús: ¡Hemos encontrado al Mesías!13, le comunica a su hermano Simón. Dios se metió aquella tarde en lo más profundo del corazón de aquellos hombres. Cuando abrimos nosotros el alma, las palabras de Jesús también calan y transforman. Como aquellos otros que habían sido enviados para detenerle y volvieron sin Él14. ¿Por qué no lo habéis traído?, les increpan los fariseos. Y ellos responden rotundamente: Nunca un hombre ha hablado como este hombre.

 

Las palabras de Jesús encierran una sabiduría infinita, que entiende el filósofo y quien no tiene letras, jóvenes, niños, hombres y mujeres..., todos. Habla de lo más sublime con las palabras más sencillas; su doctrina –profunda como no habrá jamás otra– está al alcance de todos. En su predicación recurre a menudo a figuras y a imágenes conocidas por el público, que dan a su predicación una belleza y un atractivo incomparable. Los pormenores más sencillos sirven para expresar los rasgos más sublimes de una doctrina nueva y de una profundidad misteriosa e inabarcable.

 

Toda la vida del Señor fue una enseñanza continua: "su silencio, sus milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la aceptación del sacrificio total en la Cruz por la salvación del mundo, su Resurrección, son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación. Estas consideraciones (...) reafirman en nosotros el fervor hacia Cristo que revela a Dios a los hombres y al hombre a sí mismo; el Maestro que salva, santifica y guía, que está vivo, que habla, que exige, que conmueve, que endereza, juzga, perdona, camina diariamente con nosotros en la historia; el Maestro que viene y que vendrá en la gloria"15.

 

En el Santo Evangelio encontramos cada día a Cristo mismo que nos habla, nos enseña y nos consuela. En su lectura –unos pocos minutos cada día– aprendemos a conocerle cada vez mejor, a imitar su vida, a amarle. El Espíritu Santo –autor principal de la Escritura Santa– nos ayudará, si acudimos a Él en petición de ayuda, a ser un personaje más de la escena que leemos, a sacar una enseñanza, quizá pequeña pero concreta, para ese día.

 

III. "Tu oración –enseña San Agustín– es como una conversación con Dios. Cuando lees, Dios te habla a ti; cuando oras, tú le hablas a Él"16. El Señor nos habla de muchas maneras cuando leemos el Santo Evangelio: nos da ejemplo con su vida para que le imitemos en la nuestra; nos enseña el modo de comportarnos con nuestros hermanos; nos recuerda que somos hijos de Dios y que nada debe quitarnos la paz; llama la atención de nuestros corazones, para perdonar ese pequeño agravio que hemos recibido; nos alienta a preparar con esmero la Confesión frecuente, donde nos espera el Padre del Cielo para darnos un abrazo; nos pide que en esa jornada seamos misericordiosos con los defectos ajenos, pues Él lo fue en grado sumo; nos impulsa a santificar el trabajo, haciéndolo con perfección humana, pues fue su quehacer durante tantos años de su vida en Nazaret... Cada día podemos sacar un propósito, una enseñanza, un pensamiento que recordaremos mientras trabajamos. Por esto, si es posible, será mejor que leamos esos breves minutos a primera hora del día para ejercitarnos luego en esa enseñanza sencilla que tanto nos ayudará a mejorar un poco cada jornada. Hay incluso quien lo lee de pie, recordando la vieja costumbre de los primeros cristianos, que permanece en el gesto de la Misa de escuchar el Evangelio en esta actitud de vigilia.

 

Mucho bien hará a nuestra alma procurar que la lectura del Evangelio nos dé frecuentemente la trama de la oración: unas veces porque nos introduciremos en la escena como lo haría alguno que vio el grupo reunido en torno a Jesús, o se paró en la puerta desde donde el Maestro enseñaba, o a la orilla del lago... Quizá solo llegó hasta él una parte de la parábola o unas frases aisladas, pero aquello fue suficiente para que algo muy profundo comenzara a cambiar en su alma; en otras ocasiones nos atreveremos a decirle alguna cosa: quizá lo que aquellos mismos personajes le hablaban o le gritaban, porque era mucha su necesidad: Domine, ut videam!17, que vea, Señor, da luz a mi alma, enciéndeme; ¡Oh Dios!, ten piedad de mí, que soy un pecador18, le suplicaremos con palabras del publicano que no se sentía digno de estar delante de su Dios; Domine, tu omnia nosti... Señor, Tú sabes todas las cosas, Tú sabes que te amo19..., y las palabras de Pedro tomarán en nuestro corazón un acento personal, y le expresaremos los sentimientos y deseos de amor y de purificación que llenan nuestro corazón... Muchas veces contemplaremos su Santísima Humanidad, y el verle perfecto Hombre nos moverá a quererle más, a tener deseos de serle más fieles. Le veremos trabajando en Nazaret, ayudando a San José, cuidando más tarde de su Madre..., o cansado porque han sido muchas las horas que ha predicado durante ese día, o el camino ha sido muy largo...

 

Todos los días, mientras leemos el Evangelio, pasa Jesús junto a nosotros. No dejemos de verlo y de oírlo, como aquellos discípulos que se encontraron con Él en el camino de Emaús. ""Quédate con nosotros, porque ha oscurecido...". Fue eficaz la oración de Cleofás y su compañero.

 

"—¡Qué pena, si tú y yo no supiéramos "detener" a Jesús que pasa!, ¡qué dolor, si no le pedimos que se quede!"20.

 

1 Cfr. Mc 9, 6; 6, 51; etc. — 2 Cfr. Mc 9, 32. — 3 Lc 4, 31-37. — 4 Mc 1, 22. — 5 Cfr. Mt 16, 14. — 6 Cfr. Sagrada Biblia, Santos Evangelios, EUNSA, Pamplona 1983, nota a Mt 7, 28-29. — 7 Cfr. Jn 3, 11 — 8 J. Leclerq, Treinta meditaciones sobre vida cristiana, pp. 53-54. — 9 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 754. — 10 Cfr. Lc 19, 48; Jn 7, 46. — 11 San Beda, Comentario al Evangelio de San Marcos, 1, 21. — 12 Cfr. Jn 1, 35 ss. — 13 Jn 1, 41. — 14 Jn 7, 46 ss. — 15 Juan Pablo II, Exhor. Apost. Catechesi tradendae, 16-X-1979, 9. — 16 San Agustín, Comentario sobre los Salmos, 85, 7. — 17 Mt 10, 51. — 18 Lc 18, 13. — 19 Jn 21, 17. — 20 San Josemaría Escrivá, Surco, n. 671.

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Santoral               (si GoogleGroups corta el texto, lo encontrará en www.iesvs.org)

 

 

Este 30 de agosto se celebra a Santa Rosa de Lima en Perú, Argentina y en otros países a Santa Rosa de Lima, Patrona de América y Filipinas. ¿Conocías estos datos sobre suvida?

1. Se llamaba Isabel

Recibió el nombre de Isabel, pero su mamá al ver que mientras crecía su rostro lucía sonrosado y mostraba gran belleza, empezó a llamarla Rosa. Santo Toribio de Mogrovejo, el entonces Arzobispo de Lima, tras impartirle el sacramento de la confirmación en 1597 le puso definitivamente el nombre de Rosa, con el cual es conocida ahora en todo el mundo.

2. Fue laica, no religiosa

Santa Rosa fue laica, específicamente una Terciaria en la Orden de Santo Domingo, es decir, una mujer que se vestía con túnica blanca y manto negro, llevaba una vida consagrada a Dios pero en su propia casa. Durante toda su vida buscó imitar a la más famosa terciaria dominica:Santa Catalina de Siena.

Un día mientras oraba ante la imagen de la Virgen pidiendo ayuda para decidir si entraba a un convento, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí.

Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desisto desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció estas palabras recuperó la movilidad y se pudo levantar del suelo.

3. Tuvo un rápido ascenso a los altares

Menos de 50 años después de su muerte fue declarada santa para laIglesia. Durante la ceremonia organizada en su honor tras su fallecimiento fue aclamada por el pueblo entero e hicieron que a los ocho días se abriera el proceso de canonización. El Cabildo envió una carta al Papa Urbano VIII y el virrey hizo lo propio a la Corona de España.

Antes de ser canonizada (1671) fue proclamada Patrona del Perú (1669), del Nuevo Mundo y de Filipinas (1670). Solo en Perú hay más de 72 pueblos con su nombre.

4. Es la primera Santa de América

Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera Santa de América. "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones", dijo el Papa Inocencio IX al referirse a ella.

5. Habría sido amiga de San Martín de Porres

Una antigua tradición sostiene que Santa Rosa salía de su ermita para ir a la iglesia de la Virgen del Rosario y para atender a enfermos y esclavos. En estas labores era acompañada por San Martín de Porres quien se volvió su amigo. Lima era una ciudad pequeña y amurallada por lo que es muy probable que Santa Rosa haya conocido a San Martín de Porres.

6. Cuando murió trabajaba en el servicio doméstico de una familiaadinerada

Santa Rosa pasó los tres últimos años de su vida ayudando en el servicio del hogar de Don Gonzalo de Massa, un empleado del gobierno, cuya esposa le tenía particular cariño. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: "Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor".

Santa Rosa falleció el 24 de agosto de 1617, a los 31 años de edad. El capítulo, el senado y otros dignatarios de la ciudad se turnaron para transportar su cuerpo al sepulcro.

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Beato Tomás de Kempis
Autor de La Imitación de Cristo,
30 de Agosto 1471

 

La fama mundial de Tomás de Kempis se debe a que él escribió La Imitación de Cristo: el libro que más ediciones ha tenido, después de la Biblia. Este precioso librito es llamado "el consentido de los libros" porque se ha sacado en las ediciones de bolsillo más hermosas y lujosas, ha tenido ya más de 3,100 ediciones en los más diversos idiomas del mundo. Su primera edición salió en 1472, 20 años antes del descubrimiento de América (un año después de la muerte del autor), y durante más de 500 años ha tenido unas 6 ediciones cada año. Caso raro y excepcional.

Tomás nació en Kempis, cerca de Colonia, en Alemania, en el año 1380. Era un hombre sumamente humilde, que pasó su larga vida (90 años) entre el estudio, la oración y las obras de caridad, dedicando gran parte de su tiempo a la dirección espiritual de personas que necesitaban de sus consejos.

Empezar por uno mismo.
En ese tiempo muchísimas personas deseaban que la Iglesia Católica se reformara y se volviera más fervorosa y más santa, pero pocos se dedicaron a reformase ellos mismos y a volverse mejores. Tomás de Kempis se dió cuenta de que el primer paso que hay que dar para obtener que la Iglesia se vuelva más santa, es esforzarse uno mismo por volverse mejor. Y que si cada uno se reforma a sí mismo, toda la Iglesia se va reformando poco a poco.

Una asociación muy útil.
Kempis se reunió con un grupo de amigos en una asociación piadosa llamada "Hermanos de la Vida Común", y allí se dedicaron a practicar un modo de vivir que llamaban "Devoción moderna" y que consistía en emplear largos ratos de oración, la meditación, la lectura de libros piadosos y en recibir y dar dirección espiritual, y dedicarse cada uno después con la mayor exactitud que le fuera posible a cumplir cada día los deberes de su propia profesión. Los que pertenecían a esta asociación hacían progresos muy notorios y rápidos en santidad y la gente los admiraba y los quería.

Un ascenso difícil.
Tomás tiene muchos deseos de ser sacerdote, pero en sus primeros 30 años no lo logra porque sus tentaciones son muy fuertes y frecuentes y teme que después no logre ser fiel a su voto de castidad. Pero al fin entra a una asociación de canónigos (en Windesheim) y allí en la tranquilidad de la vida retirada del mundo logra la paz de su espíritu y es ordenado sacerdote en el año 1414. Desde entonces se dedica por completo a dar dirección espiritual, a leer libros piadosos y a consolar almas atribuladas y desconsoladas. Es muy incomprendido muchas veces y sufre la desilusión de constatar que muchas amistades fallan en la vida (menos la amistad de Cristo) y va ascendiendo poco a poco, aunque con mucha dificultad, a una gran santidad.

Oficios delicados.
Dos veces fue superior de la comunidad de canónigos en su ciudad. Bastante tiempo estuvo encargado de la formación de los novicios. Después lo nombraron ecónomo pero al poco tiempo lo destituyeron porque su inclinación a la vida espiritual muy elevada no lo hacía nada apto para dedicarse a comerciar y a administrar dineros y posesiones. Su alma va pasando por períodos de mucha paz y de angustias y tristezas espirituales, y todo esto lo irá narrando después en su libro portentoso.

El libro que lo hizo famoso.
En sus ratos libres, Tomás de Kempis fue escribiendo un libro que lo iba a hacer célebre en todo el mundo: La Imitación de Cristo. De esta obra dijo un autor: "Es el más hermoso libro salido de la mano de un hombre" (Dicen que Kempis pidió a Dios permanecer ignorado y no conocido. Por eso la publicación de su libro sólo se hizo al año siguiente de su muerte). No lo escribió todo de una vez, sino poco a poco, durante muchos años, a medida que su espíritu se iba volviendo más sabio y su santidad y su experiencia iban aumentando. Lo distribuyó en cuatro pequeños libritos. Entre la redacción de un libro y la siguiente pasaron unos cuantos años.

El libro Primero de la Imitación de Cristo narra cómo es la lucha activa que hay que librar para convertirse y reformarse y los obstáculos que se le presentan a quiénes desean ser santos, entre los cuales está como principal: ser "la sirena" de este mundo, o sea la atracción, el deseo de darle gusto al propio egoísmo y de obtener honores, famas, altos puestos, riquezas y gozos sensuales y vida fácil y cómoda. Este primer librito es como el retrato de lo que Tomás tuvo que sufrir hasta sus 30 años de las luchas y peligros que se le presentaron.

El libro segundo. Fue escrito por Kempis después de haber sufrido muchas tribulaciones, contradicciones, humillaciones y desengaños, especialmente en el orden afectivo. Destituido del cargo de ecónomo, abandonado por amigos que se había imaginado le iban a ser fieles; es entonces cuando descubre que hay una amistad que no defrauda nunca y es la amistad con Jesucristo, y que allí se encuentra la solución para todas las penas del alma. Este libro segundo de la Imitación enseña cómo hay que comportarse en las tribulaciones y sufrimientos. Emplea mucho el nombre de Jesús indicando el afecto muy vivo y profundo que siente hacia el Redentor y que desea sientan sus lectores también.

Cuando redacta el Libro Tercero ya ha subido mas alto en espiritualidad. Aquí ya a Cristo lo llama El Señor. Se ha dado cuenta que la santidad no depende solamente de nuestros esfuerzos sino sobre todo de la ayuda de Dios. Ha crecido en humildad y exclama: "Cayeron los que eran como cedros del Líbano, y yo miserable ¿qué podré esperar de mis solas fuerzas?". Ahora ya no piensa en la muerte como algo miedoso, sino como una liberación del alma para ir a una Patria feliz.

El libro cuarto de la Imitación está dedicado a la Eucaristía y es uno de los más bellos tratados que se han escrito acerca del Santísimo Sacramento. Millones de personas en todos los continentes han leído este librito para prepararse o dar gracias cuando comulgan.

¿Un iluminado?
Muchos autores han pensado que probablemente Tomás de Kempis recibió del cielo luces muy especiales al escribir La Imitación de Cristo. De otra manera no se podría explicar el éxito mundial que este librito ha tenido por más de cinco siglos, en todas las clases sociales.

Otro secreto de su triunfo
Puede ser el que Kempis ha logrado comprender sumamente bien la persona humana con sus miserias y sus sublimes posibilidades, con sus inquietudes y su inmensa necesidad de tener un amor que llene totalmente sus aspiraciones.

Este libro está hecho para personas que quieran sostener una lucha diaria y sin contemplaciones contra el amor propio y el deseo de sensualidad que se opone diametralmente al amor de Dios y a la paz del alma. Está redactado para quienes quieran independizarse de lo temporal y pasajero y dedicarse a conseguir lo eterno e inmortal.

San Ignacio, San Juan Bosco, Juan XXIII, el presidente mártir, García Moreno y muchísimos más, han leído una página de la Imitación cada día. ¿La leeremos también nosotros? La mejor traducción actual es la que hizo el Apostolado Bíblico Católico, muy actualizada, toda con frases de la Santa Biblia. No dejemos de conseguirla y leerla.

 

Para leer:

Imitación de Cristo

http://www.multimedios.org/docs/d001289/

(¿alguien sería tan amable de pegarlo todo en un Word y enviárnoslo para poder difundirlo?)

 

En ingles (ideal para practicar inglés):

  The Chronicle of the Canons Regular of Mount St. Agnes (English) (as Author)

  The Imitation of Christ (English) (as Author)

  AUDIO (ideal para escuchar camino al trabajo): The Imitation of Christ (English) (as Author)

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Fuente: Clairval.com
María de la Cruz (Juana) Jugan, Santa Fundadora, fiesta 30 de agosto (aunque murió el 29)

María de la Cruz (Juana) Jugan, Santa

Fundadora de la
Congregación de las Hermanitas de los Pobres

Martirologio Romano: En Renes, en Francia, beata María de la Cruz (Juana) Jugan, virgen, que fundó la Congregación de las Hermanitas de los Pobres, para pedir limosna por Dios para los pobres, y expulsada injustamente de la dirección del Instituto, pasó el resto de su vida en la oración y en la humildad (1879).

Juana Jugan nace en Cancale (Bretaña - Francia) el 25 de octubre de 1792, y es bautizada aquel mismo día. Es la quinta de una familia de siete hermanos. Su padre, marino como la mayoría de los habitantes de Cancale, desaparece en el mar el año en que Juana cumple su cuarto cumpleaños. La pequeña Juana aprende enseguida de su madre a realizar las tareas domésticas, a cuidar de los animales y, sobre todo, a rezar. Al igual que otras muchas iglesias, la de Cancale había sido cerrada por la Revolución. Ya no hay catecismo organizado, pero muchos niños reciben instrucción en secreto por parte de personas piadosas. En 1803, Juana recibe la primera Comunión. A partir de aquel día se vuelve especialmente obediente y dulce, dispuesta para el trabajo y asidua a la oración.

"No encontrarás mejor partido"

A finales de 1816 tiene lugar en Cancale una gran "Misión": unos veinte sacerdotes se reparten los sermones, el catecismo, el Rosario, las confesiones, las visitas a domicilio, etc. Son días de gracias y de fervor por toda la parroquia. En medio de la oración, Juana siente brotar en su corazón un enorme deseo de consagrarse al servicio de los pobres por amor de Dios, sin esperar recompensa humana alguna. Al final de la Misión, rechaza definitivamente una petición de matrimonio. Su madre le pregunta: "¿Por qué lo has rechazado? No encontrarás mejor partido. – El Señor me reserva para una obra que aún no se ha fundado", responde Juana.

Al año siguiente, Juana abandona Cancale y a su familia para servir a Cristo en medio de los pobres y vivir como pobre entre ellos, entrando como enfermera en el hospital Rosais de Saint-Servan. Pero, al cabo de varios años de servicio, cae gravemente enferma. Una persona caritativa, la señorita Lecoq, la acoge en su casa. Durante doce años, llevarán las dos una vida en común, condicionada por la oración, la Misa diaria, la visita a los pobres y la catequesis a los niños. Tras la muerte de la señorita Lecoq, Juana conoce a Francisca Aubert, que comparte el mismo ideal de vida. Alquilan una vivienda y se consagran al cuidado de los pobres. Muy pronto se les agrega una joven de diecisiete años: Virginia Trénadiel.

Una tarde, Juana regresa, con aspecto preocupado, de su jornada de trabajo. Francisca vigila la sopa mientras hila en la rueca. Juana le dice: "Acabo de visitar a una persona digna de lástima... ¡Imagínate una anciana ciega, medio paralítica, completamente sola en un cuchitril y en estos primeros fríos del invierno!... Francisca, ¿qué te parece si la traemos a casa? Para los gastos, trabajaré más. – Como quieras, Juana". La ciega se llama Ana Chauvin. Al día siguiente, Juana la recoge y la acuesta en su propia cama. La inválida siente preocupación: "¿Cómo harán para alimentarme? ¿Dónde se acostará usted si me da su cama? – No se preocupe", responde Juana. Unos días más tarde, una vieja soltera, Isabel Quéru, tiritando de frío, llama tímidamente a la puerta. Había servido sin sueldo, durante muchos años, a unos dueños arruinados. A la muerte de éstos, se había quedado sin protección y sin recursos. "Isabel, le dice Juana, es el Señor quien le envía. Quédese con nosotras".

Una amiga de Virginia, María Jamet, no tarda en relacionarse con Juana y la gente de su casa. El 15 de octubre de 1840, las tres amigas fundan una pequeña asociación de caridad dirigida por el párroco Augusto Le Pailleur, vicario de Saint-Servan. Francisca Aubert acepta ayudarlas en lo que respecta a las curas y a los remiendos, pero se considera demasiado mayor para comprometerse más a fondo. En contrapartida, una joven obrera de veintisiete años, muy enferma, Magdalena Bourges, que había sido acogida y curada por Juana, se incorpora a aquel pequeño grupo. De ese modo, en torno a las dos mujeres mayores, acaba de nacer una pequeña célula, embrión de una gran congregación que se llamará de las "Hermanitas de los pobres".

"Con mi cesto..."

Muy pronto, otros ancianos indigentes solicitan ser hospedados, y las hermanas se trasladan a otros locales más amplios. Pero la generosidad de los amigos y los ingresos de las hermanas, de cuyo trabajo vive la casa, ya no son suficientes. Las ancianas que tenían costumbre de mendigar le dicen a Juana: "¡Reemplácenos, mendigue por nosotras!". Un religioso de San Juan de Dios mueve a la fundadora a que siga ese consejo y le entrega su primer cesto de la colecta. La orgullosa naturaleza bretona de Juana se rebela ante esa necesidad, pero al final se decide. Más tarde les dirá a las novicias: "Os mandarán a la colecta, hijas mías, y os costará mucho. También yo la hice, con mi cesto; me costaba mucho, pero lo hacía por el Señor y por los pobres". He aquí el origen de la colecta, principal fuente de ingresos de las Hermanitas de los pobres.

En sus rondas, Juana pide dinero, pero también dádivas en especie, como verduras, sábanas usadas, lana, un caldero, etc. Pero no siempre es bien recibida. Un día, llama a la puerta de un anciano rico y avaro; consigue persuadirlo y recibe una buena ofrenda. Al día siguiente, la limosnera se presenta de nuevo en su casa, pero esta vez él se enfada. "Señor, responde ella, mis pobres tenían hambre ayer, también hoy tienen hambre y mañana seguirán teniendo hambre...". Ya más tranquilo, el bienhechor entrega una limosna y promete seguir haciéndolo. En otra ocasión, un viejo soltero, enfadado, le pega una bofetada. Ella le dice con humildad: "Gracias; eso es para mí. ¡Pero ahora déme algo para mis pobres, por favor!". Tanta mansedumbre abre el monedero del solterón. De ese modo, con la sonrisa, consigue invitar a los ricos a la reflexión, al descubrimiento de las necesidades de los pobres, y la colecta se convierte en una verdadera evangelización, en una llamada a la conversión del corazón.

Juana Jugan siente aversión por la ociosidad. "La Virgen era pobre, le gusta repetir. Hacía como los pobres: no perdía el tiempo, pues los pobres nunca deben estar desopucados". Tras haber conseguido unas ruecas, hiladoras y devanaderas, las entrega a sus internas menos impedidas, quienes, orgullosas de aportar con su trabajo algún dinero a la bolsa comunitaria, se toman mayor interés en la vida del asilo.

Poco a poco, Juana y sus amigas se organizan. Llevan una vestimenta semejante, un nombre de religión –el de Juana es "sor María de la Cruz"– y pronuncian votos privados, de obediencia y de castidad. Algo más tarde añaden los de pobreza y hospitalidad. Por este último se consagran a la acogida de los ancianos pobres. A finales de 1843, las hermanas tienen a su cargo unas cuarenta personas, hombres y mujeres. El 8 de diciembre, proceden a elegir a su superiora, cuyo cargo vuelve a recaer por unanimidad en Juana. Pero el día 23, el párroco Le Pailleur impone su autoridad y anula esa elección, designando como superiora a María Jamet, que tiene sólo 23 años (Juana tiene 51). El sacerdote teme, en efecto, no poder dirigir la congregación a su antojo con Juana, cuya experiencia y celebridad le molestan. Juana mira el crucifijo de la pared, después una estatuilla de la Virgen, y se arrodilla ante su sustituta, prometiéndole obediencia. En adelante su misión consistirá en hacer la colecta.

Un alma menos templada habría retrocedido ante la perspectiva de perder el gobierno de una casa organizada a su manera, para convertirse en una mendiga. "A mi entender –declaró un religioso franciscano originario de Cancale–, por parte de mi venerable compatriota, el hecho de ser desposeída de su puesto de superiora y de convertirse en una simple mendiga fue un gran acto de virtud, porque las mujeres de Cancale son más bien independientes, incluso autoritarias, y antes prefieren mandar que obedecer". A partir del 24 de diciembre, a pesar del riguroso ayuno de aquella vigilia de Navidad, Juana vuelve a sus rondas de colecta. "¡Cuántas pruebas y méritos –exclamó un orador– supone esa colecta llena de angustias, realizada siempre para cubrir las necesidades de ese día o del siguiente! ¡Había que salir a pesar del tiempo, sufrir el calor, el frío o la lluvia, abordar a todo tipo de gente, recorrer largos trayectos y llevar pesados fardos!". Pero el alma de Juana está "verdaderamente imbuída del misterio de Cristo Redentor, en especial en su Pasión y Cruz" (Juan Pablo II, 3 de octubre de 1982).

¿Madre o hija?

Unida a Cristo, Juana acepta de corazón las humillaciones, llegando incluso a amarlas y a buscarlas. Quizás, una de las que más le cuesta sobrellevar es, a causa de su orgullo nativo, la que procede de la manera en que la superiora le prodiga sus advertencias. En una carta del 26 de enero de 1846, María Jamet, veintisiete años más joven que Juana, le escribe: "Querida hija... ¡Qué bueno es Dios, que permite que una pobre como tú sea tan bien acogida!... Sin embargo, hija mía, procura no ser importuna, y si llegas a molestar, aunque sea poco, no abuses de la bondad de esa excelente persona... Te recomiendo que tengas cuidado de no concebir ningún sentimiento de amor propio. Debes convencerte de que, si actúan contigo de ese modo, no es a causa de ti, sino que es Dios quien lo permite para bien de sus pobres. En cuanto a ti, considérate como lo que eres en realidad, es decir, pobre, débil, miserable e incapaz de todo bien... Tu madre, María Jamet". Juana recibe esos consejos con dulzura y humildad.

El desarrollo de la obra obliga a extender las colectas más lejos. Juana es enviada a Rennes, donde, desde los primeros días se fija en los mendigos, sobre todo en los más viejos, que necesitan auxilio con urgencia. Sin duda alguna, hay que fundar una casa en esa ciudad. Con la ayuda de San José, el 25 de marzo de 1846 adquieren una casa. Juana vuelve a sus colectas por las ciudades del oeste de Francia.
Se inauguran casas en Dinan, Tours, París, Besançon, Nantes, Angers, etc.
Varias veces, porque ha sabido conquistar la confianza de todos, Juana consigue salvar del desastre a la obra, cuya dirección le ha sido usurpada. Ella acude, obtiene los fondos que faltan, anima a unos y a otros y se eclipsa para ayudar en otros lugares. Parece como si no tuviera dónde reposar la cabeza, pero ella se apoya por completo en la Providencia.

"¡San José, queremos mantequilla!"

Es deseo de Juana Jugan que las personas mayores se sientan realmente como en su casa en los lugares de acogida. Un día, en la fundación de Angers, se da cuenta de que los ancianos comen el pan sin nada. "¡Estamos en el país de la mantequilla!, exclama. ¿Por qué no le pedís a San José?". Enciende una lamparilla ante la estatua del padre putativo de Jesús, manda que traigan todos los recipientes de mantequilla vacíos y coloca un cartel: "San José, mándanos mantequilla para los ancianos". Los visitantes se extrañan o se divierten ante semejante candor, pero bajo esa aparente ingenuidad se esconde una profunda fe. Unos días más tarde, un donante anónimo envía un lote muy importante de mantequilla, con el que se llenan todos los recipientes. También es deseo de Juana procurar alegría a sus pobres, por lo que se dirige al coronel de la guarnición de Angers y le pide que, por la tarde de un día festivo, envíe a algunos músicos del regimiento para alegrar a sus ancianos. "Hermana, le voy a enviar toda la banda para complacerla y para regocijo de todos sus ancianos". Y la banda militar de Angers acude a contribuir a la alegría de la fiesta.

En mayo de 1852, el arzobispo de Rennes, donde se encuentra la casa madre de las hermanas, aprueba oficialmente los estatutos de la obra, dándole el nombre de Familia de las Hermanitas de los pobres. Las hermanas, al socorrer a las personas mayores abandonadas, ponen de relieve el insustituible valor de la vida humana en la vejez. Su testimonio adquiere una importancia muy especial en nuestra época, en que los progresos de la técnica y de la medicina suponen una prolongación de la esperanza media de vida.

La estima hacia los ancianos se basa en la ley natural expresada en el mandamiento de Dios Honra a tu padre y a tu madre (Dt 5, 16). "Honrar a las personas mayores implica un triple deber para con ellos: acogerlos, asistirlos y dar valor a sus cualidades" (Juan Pablo II, Carta a las personas mayores, 11-12). Las personas mayores necesitan asistencia con motivo de la disminución de sus fuerzas y de eventuales dolencias, pero, en contrapartida, pueden aportar mucho a la sociedad. Las vicisitudes que han debido soportar durante su vida les han dotado de una experiencia y de una madurez que les mueven a contemplar los acontecimientos de este mundo con mayor sensatez. Siguiendo sus enseñanzas, las generaciones más jóvenes pueden tomar lecciones de historia que deberían ayudarles a no repetir los errores del pasado. Nuestra sociedad, dominada por las prisas y la agitación, olvida los principales interrogantes que conciernen a la vocación, a la dignidad y al destino del hombre. En ese contexto, los valores afectivos, morales y religiosos que han podido vivir las personas mayores representan una fuente indispensable para el equilibrio de la sociedad, de las familias y de las personas. Frente al individualismo, nos recuerdan que nadie puede vivir solo, y que es necesaria la solidaridad entre las generaciones, de manera que cada una pueda enriquecerse con los dones de las demás.

Misioneras en la tercera edad

Las personas mayores cumplen igualmente una misión evangelizadora; en muchas familias los niños pequeños reciben de sus abuelos los primeros rudimentos de la fe. Los ancianos, incluso los más enfermos o quienes se ven privados de la movilidad, pueden cumplir también, para el bien de la Iglesia y del mundo, el servicio de la oración. A través de ésta participan tanto de los dolores como de las alegrías de los demás, rompiendo el círculo del aislamiento y de la impotencia. Tomando fuerzas de la oración, son capaces de infundir ánimos, mediante el testimonio de un sufrimiento asumido en el abandono a Dios y la paciencia.

Las personas mayores encuentran ocasión de completar, en sus carnes y en su corazón, lo que le falta a la Pasión de Cristo (cf. Col 1, 24), ofreciendo la prueba de la enfermedad y del sufrimiento –que es su destino común– a la intención de la Iglesia y del mundo. Pero, para poder realizar dicha misión, necesitan sentirse amadas y respetadas, pues no resulta fácil aceptar el sufrimiento con humildad. Por eso, las personas que padecen grandes sufrimientos son tentadas en ocasiones por la exasperación y la desesperanza. Entonces, las personas allegadas pueden sentirse inclinadas, debido a una compasión mal entendida, a considerar razonable la provocación directa de la muerte (la eutanasia). Pero, "a pesar de las intenciones y de las circunstancias, la eutanasia sigue siendo un acto intrínsecamente malo, una violación de la ley de Dios y una ofensa a la dignidad de la persona humana" (Juan Pablo II, Carta a las personas mayores, 9; cf. encíclica Evangelium vitae, 65). Solamente Dios determina el principio y el fin de la vida humana, según su designio de Creador, y llama a cada persona a ser su hijo mediante la participación en su propia vida divina. Esa dignidad incomparable procede de Cristo, quien, en la Encarnación, "se unió en cierto modo a todo hombre" (Vaticano II, Gaudium et Spes, 22); por lo tanto debe ser respetada. Es la razón principal de la consagración de las Hermanitas de los pobres a los ancianos, en quienes Juana Jugan les enseñó a ver a Jesucristo.

"Se la cedo de buen grado"

Después de haber servido a Cristo con sus colectas, la beata acabará sus días en el silencio. En efecto, durante el transcurso del año 1852, el párroco Le Pailleur le ordena que se retire a la casa madre. En adelante ya no mantendrá relaciones regulares con los bienhechores, ni funciones destacadas en la congregación. Aún vivirá veintisiete años, oculta a los ojos de los hombres, ocupada en humildes tareas domésticas y sin ninguna reivindicación. Con gran lucidez sobre esa situación, su corazón sigue siendo lo suficientemente libre como para decirle de broma al padre Le Pailleur: "Me ha robado usted mi obra; pero se la cedo de buen grado". En la primavera de 1856, la casa madre de las Hermanitas se traslada a una extensa propiedad que han comprado a treinta y cinco kilómetros de Rennes: la Tour Saint-Joseph, donde Juana prodiga consejos espirituales a las novicias. En las horas difíciles les dice: "Cuando os encontréis al límite de vuestra paciencia y de vuestras fuerzas, cuando os sintáis solas e impotentes, id al encuentro de Jesús; Él os espera en la capilla. Decidle esto: "Sabes muy bien lo que ocurre, Jesús mío, sólo tú lo sabes todo. Ven en mi ayuda". Luego os marcháis, y no os preocupéis por cómo tengáis que actuar; basta con que se lo hayáis dicho al Señor; él tiene buena memoria".

Insiste a las novicias para que no multipliquen demasiado las oraciones: "Cansaréis a los ancianos, se aburrirán y se irán a fumar... incluso durante el Rosario". Con las jóvenes comparte sus experiencias: "Hay que estar siempre de buen humor; a nuestros ancianitos no les gustan las caras tristes... No hay que tener miedo a cocinar, ni tampoco a curarlos cuando están enfermos. Hay que ser como una madre para quienes saben darnos las gracias y también para quienes no saben reconocer todo lo que hacéis por ellos. Repetíos a vosotras mismas: "¡Por ti lo hago, Jesús mío!"". Y además: "Antes de actuar hay que rezar y reflexionar. Es lo que he hecho durante toda la vida: sopesaba todas mis palabras".

En los últimos años de su vida, Juana habla con frecuencia, aunque con serenidad, de su muerte. Pero, antes de partir, tendrá una última alegría. El 1 de marzo de 1879, León XIII aprueba definitivamente las constituciones de las Hermanitas de los pobres. En aquel momento, la congregación cuenta aproximadamente con 2.400 hermanas y 177 casas de acogida. El 29 de agosto siguiente, Juana se extingue dulcemente después de decir: "¡Oh, María, madre mía, ven conmigo. Sabes que te amo y que tengo ganas de verte!". Una vida de tanta humildad tenía que producir muchos frutos. En el umbral del tercer milenio, 3.460 Hermanitas dan vida a 221 casas, repartidas por los 5 continentes. Por una maravillosa consideración de la Providencia, siguen viviendo principalmente de las dádivas que reciben.

Con motivo de la beatificación de Juana Jugan (Octubre 3 / 1982), el Papa Juan Pablo II decía: "La Iglesia entera y la propia sociedad no pueden sino admirar y aplaudir el maravilloso crecimiento de la pequeña semilla depositada en tierra bretona por esta humilde joven de Cancale, tan pobre de bienes pero tan rica de fe... Et exaltavit humiles (Ensalza a los humildes). Esta frase tan conocida del Magnificat colma mi espíritu y mi corazón de gozo y de emoción... La atenta lectura de las biografías dedicadas a Juana Jugan y a su epopeya de caridad evangélica, me inducen a decir que Dios no podía dejar de glorificar a tan humilde servidora... Al recomendar a menudo a las Hermanitas con frases como "¡Sed pequeñas, muy pequeñas! ¡Conservad ese espíritu de humildad y de sencillez! Si llegáramos a creernos que somos algo, la congregación dejaría de bendecir a Dios y nos desmoronaríamos", Juana estaba revelando en realidad su propia experiencia espiritual... En nuestro tiempo, el orgullo, la búsqueda de la eficacia, la tentación de los medios de poder, están ganando actualidad en el mundo, y también a veces, por desgracia, en la Iglesia. Son un obstáculo para el advenimiento del reino de Dios. Por eso la fisonomía espiritual de Juana Jugan es capaz de atraer a los discípulos de Cristo y de llenar sus corazones de esperanza y de alegría evangélica, tomadas de Dios y del olvido de sí mismo".

Fue canonizada el 11 de octubre de 2009.

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Fuente: Archidiócesis de Madrid
Pamaquio, Santo Biografía, 30 de agosto  

Agosto 30

 

En uno de los hombres de la órbita de san Jerónimo.

Perteneció a la familia de los Camilos cuyas posesiones en el norte de África les hacían inmensamente ricos. Probablemente Pamaquio fue cristiano de toda la vida. Recibió una esmerada educación en retórica, elocuencia y literatura sagrada. Fue en la juventud compañero de Jerónimo y mantuvieron la amistad incluso más allá de la interrupción que supuso la marcha al desierto de Jerónimo en el año 370, fecha en torno a la cual pasa Pamaquio a formar parte del Senado.

Quizá no entendió del todo aquel brote de generosidad en la oración y posiblemente juzgó como extremoso el rigor de la penitencia que el grupo jeronimiano propiciaba con tanto énfasis. De hecho, bastantes cristianos de Roma lo juzgaron excesivo y criticaron abundantemente al santo, bien por error, bien porque la incondicional actitud evangélica de un pequeño círculo cristiano era una crítica muda para su cómoda mediocridad.

El caso es que contrajo matrimonio con Paulina, hija de santa Paula, aquella mujer asceta que siguió junto con Eustoquia al santo penitente al desierto.

Con su olfato cristiano, Pamaquio detectó y puso de manifiesto los errores doctrinales de Joviniano y tuvo la valentía de exponerlos con claridad al papa Siricio que se vió obligado a condenar la herejía unos años más tarde, en el 390. Para poder hacerse con seguridad cargo de los peligros que encerraba la enseñanza joviniana, se vio necesitado de recurrir frecuentemente con consultas específicas a Jerónimo.

A la muerte de Paulina por un mal parto, en el año 393, cuando llevaban solamente cinco años de matrimonio, comenzó Pamaquio a desarrollar una caridad con obras altamente llamativas. Organizó un banquete para los pobres; no lloró, sino que se dedicó a hacer; no se lamentó, pero llenó sus días con obras de misericordia. Tomando lección de la Sagrada Escritura, meditada a diario, se convenció de que la caridad cubre la multitud de los pecados. Los cojos, ciegos, paralíticos y tullidos son los herederos de Paulina. Y como las voces vuelan, continuamente se le ve por Roma acompañado de una nube de pobres a su alrededor.

Este hombre de la caridad levantó en el puerto romano un hospital para atender a los extranjeros, donde él mismo, con sus propias manos, curaba y atendía a los enfermos y moribundos. Quizá influyó en Pamaquio la clara y animosa ayuda de su amigo Jerónimo quien le dice por carta que no se contente con "ofrecer a Cristo tu dinero, sino a ti mismo. Fácilmente se desecha lo que sólo se nos pega por fuera, pero la guerra intestina es más peligrosa; si ofrecemos a Cristo nuestros bienes con nuestra alma, los recibe de buena gana, pero si damos lo de fuera a Dios y lo de dentro al Diablo, el reparto no es justo".

Preocupado no sólo por los cuerpos, sino principalmente de las almas, ejerció un ordenado apostolado epistolar, escribiendo frecuentes y sólidas cartas dirigidas a los que administran sus posesiones en Numidia y atienden sus tierras para sacarlos de la herejía de Donato que había hecho estragos entre los cristianos poco cultos o débiles en la fe; fue una labor altamente encomiada por Agustín de Hipona que le agradece su intervención en una carta escrita en el año 401.

Murió en el año 410, poco antes del dramático saco de Roma.

Pamaquio permaneció seglar -laico- toda su vida, dando un testimonio claro de amor a Dios y de coherencia de fe cristiana. Prestó servicio a la sociedad desde los más altos cargos profesionales y administró rectamente los bienes patrimoniales no mirando sólo el provecho propio, sino teniendo en cuenta las necesidades de sus contemporáneos. Un ejemplo para la mayor parte de los fieles cristianos de todos los tiempos.

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Juan de Mayorga, Santo Mártir pintor, 30 de agosto  

Mártir
Agosto 30

 

Etimológicamente significa "Dios es misericordia". Viene de la lengua hebrea.

Tú conoces el Evangelio: Jesús te invita a amar y orar por los que te hacen daño. El corazón encuentra paz cuando, rechazados y humillados, confiamos a Dios, sin dejarlo para más tarde, aquellos que nos han herido.

Juan supo embellecer la vida de cuantos le rodeaban con su pintura. Y en los momentos duros por los que tuvo que atravesar, sentía en sus venas que Dios le invitaba a seguirle y a reconciliarse incluso con sus enemigos.
Nació en San Juan del Puerto, Francia, cerca de la frontera de Valcarlos en Navarra, en el año 1533.

Desde niño sentía verdadera pasión por la pintura. Sus cuadros eran altamente apreciados en Zaragoza.

En esta ciudad, meditando y rezando mucho, se dio cuenta de que su vida estaría plenamente realizada si entraba en la Compañía de Jesús.
Y en ella entró en el año 1568. Sus ansias misioneras eran inmensas.

Estando en Valencia, le pidió permiso a los superiores para embarcarse a Brasil con otros santos, como Esteban Acebedo y Esteban Zudaire.
Todos esperaban mucho de su arte pictórico como medio para evangelizar.

Todo le sonreía porque sus ilusiones se iban a llevar a cabo.

Pero, de pronto, - sin esperarlo - encontró el martirio juntamente con sus compañeros.
Lo que quedó de su vida fue su testimonio, y sus cuadros pintados en Zaragoza, Val del Rosal e Isla Madeira.

San Juan del Puerto, ruta del camino de Santiago. Le ha dedicado diversas obras, sobre todo escolares y artísticas.

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Fiacro, Santo Biografía, 30 de agosto  

Agosto 30

 

Etimológicamente significa "orante, que reza". Viene de la lengua celta.

Ponerse a disposición de Dios para dejarle hacer, en todo momento en nosotros, aquello que quiere hacer siempre y que nosotros no le dejamos nunca que haga.

Estas palabras son la esencia para crecer en la santidad en todos los tiempos.

Este joven vivió en su Irlanda querida toda su vida hasta que murió en el año 670.

Se le cuenta como uno de los monjes que vinieron a Francia en tiempos de los merovingios. Entró en casa del obispo de Meaux, pero lo que quería el chico irlandés era llevar vida de ermitaño.
Por eso le cedió una parte del terreno para vivir ese estilo de vida.

El obispo era consciente de que tenía a su lado a un verdadero santo. Las visitas no cesaban.

Rezaba por ellos y ellas, les daba orientaciones y consolaba sus penas o los curaba de sus enfermedades.

Con el tiempo, construyó una casa de acogida para todos ellos. Les daba de comer de las cosas que cogía de su huerta.

Este joven llegó a ser muy famoso en toda Francia, Renania y en los Países Bajos. Lo invocaban sobre todo contra las enfermedades de las hemorroides.

Los enfermos acudían a su tumba para que, al contacto con la piedra debajo de la cual estaba enterrado curasen de la enfermedad que se llamaba por aquellos años "la enfermedad de san Fiacro".
En 1637, la reina Ana de Austria vino a su tumba para pedirle un hijo varón. Y al año siguiente dio a luz al futuro Luis XIV.

Su marido Luis XIII llevaba siempre consigo la medalla de san Fiacro, la besaba con fervor en el momento de su muerte.

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Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01
Juan Juvenal Ancina, Beato Obispo, 30 de agosto  

Juan Juvenal Ancina, Beato

Obispo

Martirologio Romano: En Saluzzo, en el Piamonte, beato Juan Juvenal Ancina, obispo, que, habiendo sido antes médico, fue uno de los primeros en entrar en el oratorio de san Felipe Neri (1604).

 

El Beato Juan Juvenal Ancina nació en Fossano una pequeña ciudad en Piamonte, el 19 de Octubre de 1545. Sus padres lo bautizaron con el nombre de "Juvenal", no en honor del poeta romano, sino en honor del Patrono local a quien quisieron agradecer la vida del niño, que había estado en peligro al nacer. San Juvenal, el Patrón de Fossano, había sido médico, sacerdote y obispo. El pequeño Juvenal no solo llegaría ser todo eso sino que, como el Patrón, también llegaría a la gloria de los altares.

Dado que la familia Ancina gozaba de buena situación económica, tanto Juvenal como su hermano menor, Juan Mateo, que también sería sacerdote del Oratorio, tuvieron una esmerada educación.

Juvenal estudió en Montpellier, Padua, Mondovì y Turín, y se graduó en medicina y filosofía, doctorándose en ambas. Contando solamente veinticuatro años, fue profesor de medicina en la Universidad de Turín.

Hombre de gran cultura, era muy devoto y veía en su profesión un modo de expandir la Fe tanto en su actitud para con sus pacientes como en sus enseñanzas. Dándose cuenta de que el cuidado de las almas es más importante que el del cuerpo, siempre urgía a los enfermos para que acudieran a un sacerdote, antes de empezar su tratamiento. Como recreación, Juvenal escuchaba música, componía versos latinos y jugaba al ajedrez. Pertenecía a una hermandad religiosa y estudiaba teología por sus propios medios, aunque parece que puede haber tenido alguna asociación con los Agustinos. Tal era la vida que llevaba, cuando en una Misa de Réquiem en el monasterio agustino, las palabras del "Dies Irae" lo llenaron de terror hacia el juzgamiento. Durante el regreso a su casa, las palabras del Profeta Sofonías lo atormentaban: "Cerca está el día del Señor; próximo está y llega con suma velocidad. Es tan amarga la voz del día del Señor que lanzarán gritos de angustia hasta los valientes". Pese a que él había llevado una vida objetivamente sin culpas, se dio cuenta de que podía emplear mejor los magníficos talentos que Dios le había dado. Ese mismo día resolvió abandonar cualquier pequeña vanidad a la cual hubiera cedido y dedicarse a seguir solamente los designios de Dios. Se aplicó a la oración y a las lecturas espirituales para determinar qué era lo que Dios quería de él.

En 1574 se le pidió que acompañara a Roma, como médico personal, al embajador del Duque de Savoya. Llegó a la ciudad al año siguiente, descubriendo que tenía mucho tiempo libre, decidió sacar provecho de esa situación y empezó a estudiar Teología nada menos que con el que después sería San Roberto Bellarmino.

Ya llevaba más de un año en Roma cuando visitó la recién establecida Congregación del Oratorio. Obviamente conmovido por la misma, empezó a asistir a los ejercicios diarios. Escribió sobre esto en una de las tantas cartas que le envió a su hermano, Juan Mateo:
Hace algunos días, tomé una nueva costumbre, por las tardes he estado frecuentando el Oratorio de San Juan de Fiorentini, donde todos los días se dan hermosas conferencias sobre el Evangelio, virtudes y vicios, historia, historia eclesiástica, y vidas de santos. Todos los días son tres o cuatro los que oradores, y la audiencia incluye obispos, prelados, y otros hombres distinguidos... Los que predican son personas muy versadas en teología, y de vidas edificantes, y gran espiritualidad. A su cabeza está un cierto
Reverendo Felipe, ahora un hombre de ya sesenta años, pero estupendo en varios aspectos, especialmente por su santidad de vida, su admirable prudencia, y su ingenuidad en idear y promover ejercicios espirituales.

También escribió que Felipe tenía gran reputación de saber descubrir vocaciones religiosas y que le iba a consultar sobre el plan que ambos tenían (él y su hermano Juan Mateo), de entrar en los Cartujos, Ambos hermanos estaban muy impresionados por un exitoso abogado de Turín que había abandonado todo para entrar en los Cartujos y habían decidido hacer lo mismo. San Felipe, disuadió a los hermanos de llevar a cabo este plan y después de examinar durante algún tiempo a Juvenal para comprobar su sinceridad, sugirió para ellos el Oratorio. Ambos fueron aceptados el 1º de octubre de 1578.

Cuatro años más tarde, Juvenal fue ordenado, y en 1586, fue enviado a Nápoles para ayudar a la reciente fundación del Oratorio hecha en esa ciudad. Allí, se dedicó a diferentes actividades. Rápidamente se ganó la reputación de buen predicador. También hizo uso de sus talentos musicales para hacer crecer la piedad popular -especialmente recordada es su ´Tempio Armonico della Beatissima Vergine´, una colección de canciones espirituales para tres, cinco, ocho y doce voces. Debemos mencionar que estas canciones nunca fueron parte de la liturgia, pues Juvenal, con toda razón, pensaba que la música sagrada hacía la liturgia más solemne y hermosa. También ayudó a llevar a cabo en Nápoles muchos emprendimientos culturales e involucró en el trabajo del Oratorio a muchas familias de la alta aristocracia. A través del ´Oratorio dei Principi´ consiguió introducir las normas de vida católicas en muchas familias influyentes. En el otoño de 1596 Juvenal fue llamado a Roma, donde el Papa Clemente VIII le dijo que había decidido nombrarlo Obispo de Saluzzo, en el norte de Italia, en donde la invasión de herejes se había convertido en gran causa de preocupación. Juvenal no estaba del todo convencido de aceptar el nombramiento, y no lo hizo hasta agosto de 1602: tomó posesión de su Diócesis el 6 de marzo de 1603.

El tiempo que estuvo en este cargo fue muy corto, pues murió -se supone que envenenado-, el 30 de agosto de 1604. En su agonía, repetía continuamente: "Dulces Jesús y María, dad paz a mi alma".

Su breve episcopado, sin embargo, fue fructífero, y se caracterizó por varias iniciativas dirigidas a ayudar a sus fieles a crecer en piedad y caridad. Al mes de haberse hecho cargo de la Diócesis, comenzó el trabajo de reformar las vidas tanto del clero como de los laicos. Buscando combatir la herejía, convocó un Sínodo para implementar los decretos del Concilio de Trento, anunció la fundación de un Seminario, y organizó devociones para incrementar la adoración al Santísimo Sacramento. También puso gran énfasis en inculcar la fe en las enseñanzas de la Iglesia e introdujo el uso del catecismo. Prontamente la gente lo tuvo en gran estima incluso su inmediato vecino, el Obispo de Ginebra,
Francisco de Sales, quien apreciaba su humilde y pacífico carácter.

El Beato Juvenal es el único de los miembros del Oratorio que conoció personalmente a San Felipe y que llegó a los altares. El cuerpo del Beato Juvenal descansa en la Catedral de Saluzzo, bajo un altar dedicado a él.

Fue beatificado por el Papa León XIII el 9 de febrero de 1890.

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Fuente: Vatican.va
Eustaquio van Lieshout, Beato Sacerdote, 30 de agosto  

Eustaquio van Lieshout, Beato

Nació en Aarle-Rixtel (Países Bajos), en la diócesis de Hertogenbosch, el 3 de noviembre de 1890. Fue bautizado el mismo día, con el nombre de Humberto.

Era el octavo de once hermanos de una familia muy católica, en la que cada día se rezaba el Ángelus y el rosario. Se asistía a la celebración de la Eucaristía no sólo los domingos sino también muchas veces entre semana. En casa había un ambiente de serenidad y trabajo, así como de mucha solidaridad entre los hermanos. De niño, Humberto, asistió a la escuela de las Hermanas de la Caridad de Schijndel y después a la del maestro católico Harmelinck.

De carácter jovial y sociable, era muy apreciado tanto en casa como fuera. Pronto sintió la llamada al sacerdocio, por lo cual quiso hacer estudios secundarios, contra el parecer de su maestro, que no lo consideraba dotado para ello. Su padre lo quería para las labores del campo. Humberto logró, finalmente, que su padre le permitiera estudiar. Fue a Gemert para asistir a la escuela secundaria y allí permaneció dos años. Habiendo leído la biografía del padre Damián de Veuster, decidió entrar en la congregación de los Sagrados Corazones. Ingresó en 1905 en la escuela apostólica que esa congregación tenía en Grave y allí continuó los estudios de secundaria. A pesar de las dificultades que encontraba en los estudios, especialmente en las lenguas, se esforzó mucho y los profesores lo animaron, dada su voluntad y su disposición para la vida religiosa misionera.

Terminados los estudios secundarios, el 23 de septiembre de 1913, fue admitido al noviciado, que en aquel tiempo se encontraba en Tremeloo (Bélgica). Tomó el nombre de Eustaquio, con el que se le conoce desde entonces. Ante la invasión alemana de Bélgica en aquel año, tuvo que regresar a su casa. Esta situación duró poco tiempo y pudo continuar el noviciado en los Países Bajos, haciendo su profesión temporal el 27 de enero de 1915 en Grave (Países Bajos) y la profesión perpetua el 18 de marzo de 1918 en Ginneken (Países Bajos). En 1916 concluyó los cursos de filosofía y durante los años 1916-1919 hizo los estudios teológicos en Ginneken. Sus profesores, admitiendo que no estaba muy dotado para las cuestiones metafísicas, sin embargo consideraban que iba adquiriendo una buena visión teológica y un buen criterio en las cuestiones de práctica pastoral. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1919.

Ejerció el ministerio en su patria durante cinco años. El primer año lo pasó en Vierlingsbeek como asistente del maestro de novicios. Los superiores, motivados sobre todo por su piedad y estricta observancia de la Regla, lo dedicaron al ámbito de la formación. Luego pasó dos años en Maasluis en el servicio pastoral a los obreros del cristal que eran valones de lengua francesa y se habían refugiado en los Países Bajos. Con ellos demostró un gran celo apostólico, que fue reconocido por el Estado belga, el cual lo condecoró por sus servicios a esa minoría.

Por último, durante dos años ejerció el ministerio en Roelofarendsveen como vicario del párroco, p. Ignacio Herscheid. Aquí su actividad fue muy intensa con las organizaciones parroquiales, así como en el confesionario y en la asistencia a los enfermos. En el mes de diciembre de 1924 fue enviado a España para aprender español, ya que en principio pensaban destinarlo a una misión en Uruguay; sin embargo, después fue enviado a Brasil. El padre Eustaquio deseaba ser misionero y ese deseo se vio cumplido cuando se erigió la provincia de los Países Bajos y el nuevo provincial, p. Norbert Poelman buscó una misión en América Latina para la provincia naciente.

El p. Eustaquio llegó a Río de Janeiro el 12 de mayo de 1925. Trabajó como misionero durante dieciocho años en Brasil, diez en Agua Suja, seis en Poá y los dos últimos años de su vida, breves estancias en varias casas de la Congregación: Río de Janeiro, Fazenda de San José de Río Claro, Patrocinio, Ibiá y, por último, en Belo Horizonte como párroco de Santo Domingo, donde murió el 30 de agosto de 1943.

El 23 de abril de 1925 partieron de Amsterdam el p. Norbert Poelman, provincial, con los tres primeros misioneros para Brasil: Gilles van de Boogaard, Eustaquio van Lieshout y Mathias van Roy. Llegaron el 12 de mayo y tuvieron que esperar hasta el 15 de julio para tomar posesión de la parroquia de Agua Suja, que actualmente se denomina Romaría, en la diócesis de Uberaba, en la región conocida como "Triángulo Minero". La parroquia tenía el santuario diocesano de Nuestra Señora de la Abadía. En principio el p. Eustaquio colaboró como vicario, asumiendo la atención pastoral de la parroquia de Nova Ponte y sus capillas.

Posteriormente, a partir del 2 de marzo de 1926, fue nombrado párroco de Agua Suja. Era una parroquia donde la gente se dedicaba fundamentalmente a la búsqueda del oro en las orillas del río Bagagem. Dada la incertidumbre de los resultados de aquellos trabajos, la situación económica y social era difícil. El p. Eustaquio se dedicó plenamente a sus feligreses y trató de atenderlos tanto física como espiritualmente. Su empeño por mejorar las condiciones humanas y religiosas de aquella población dio buenos frutos. Especial dedicación prestó siempre a los pobres y a los enfermos, produciéndose ya entonces algunas curaciones por su medio.

El 15 de febrero de 1935 tomó posesión de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes de Poá, en la región metropolitana de São Paulo. Recibió también el encargo del cuidado pastoral del barrio de San Miguel Paulista, actualmente sede de la diócesis. Si la parroquia de Romaría era difícil no lo era menos la de Poá. A su llegada carecía de templo parroquial, con problemas con las sectas espiritistas y bastante indiferencia entre la gente. El p. Eustaquio se dedicó de nuevo con gran celo a visitar a las familias, los enfermos, los pobres, los niños, así como a la organización parroquial. A partir de 1937 su apostolado asumió una connotación particular: el don de curación por intercesión de san José. Especialmente orientó esta actividad a fortalecer la fe del pueblo y a liberarla de la tendencia a la superstición. Es entonces cuando su fama comenzó a extenderse por el país y de todos lados comenzaron a llegar personas que querían verle y obtener por su medio el favor de la curación. La afluencia de la gente era cada vez mayor, llegando a pasar por Poá unas diez mil personas al día. Dadas las limitaciones de aquella parroquia para admitir tanta gente, la autoridad civil comenzó a intervenir y posteriormente los superiores se vieron obligados a trasladar al p. Eustaquio. Una vez recibida la orden de sus superiores, actuó prontamente y salió de Poá el 13 de mayo de 1941.

Los dos últimos años de su vida constituyeron una verdadera peregrinación. En todos los sitios a donde llegaba, incluso tratando de esconderse de la gente, había personas que lo buscaban para pedirle ayuda, consuelo y curación. En Río de Janeiro permaneció unos quince días y también allí hubo grandes concentraciones de personas que lo buscaban. De nuevo fue trasladado, esta vez tratando de ocultar su destino. De hecho permaneció con otro nombre, p. José, en la Fazenda de Río Claro y allí se dedicó a la oración, a la lectura y también a atender a los ochocientos colonos de la factoría. Algunos obispos y sacerdotes, a pesar del carácter incógnito de este tiempo, le solicitaron bendiciones y oraciones para los enfermos, cosa que realizó con el permiso de sus superiores.

Del 13 de octubre de 1941 al 14 de febrero de 1942, fue enviado a Patrocinio. Allí pudo ejercer de nuevo el apostolado en forma pública con algunas condiciones. En cualquier caso también allí por su medio hubo numerosas conversiones. Después fue trasladado a Ibiá, en Minas Gerais, como párroco una vez más, ya que parecía que la situación se había estabilizado. Después de tres meses en los que pudo ejercer serenamente su actividad parroquial, los superiores creyeron conveniente trasladarlo como párroco a Belo Horizonte, a la parroquia dedicada a los Sagrados Corazones. Allí permaneció desde el 7 de abril de 1942 hasta su muerte.

Además de todas las actividades parroquiales ordinarias, cada día recibía a unas cuarenta personas en el confesionario, que llegaban a él provistas de un billete, como habían dispuesto los superiores para evitar concentraciones. Especialmente se ocupaba de las confesiones de los enfermos. Ante las peticiones de otras parroquias, acudía con presteza y escuchaba muchas confesiones. Ciertamente todos lo consideraban un verdadero misionero y un santo.

El 20 de agosto, atendiendo a un enfermo de tifus exantemático, él mismo contrajo la enfermedad. En principio se le diagnosticó una pulmonía, pero después se constató que se trataba de esa grave enfermedad, que por entonces era incurable. Consciente de la proximidad de su muerte y habiendo pronosticado él mismo que se produciría en pocos días, se preparó a ella con la oración y la recepción de los sacramentos. Los testigos afirman la gran fortaleza con la que afrontó aquella situación hasta el final. Sus últimas palabras, dirigidas al p. Gil, fueron: "Padre Gil, ¡Deo gratias!"; diciendo esto, expiró.

Beaticado el 15 de junio de 2006.

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Fuente: Franciscanos.net
Vicente Cabanes Badenas, Beato Presbítero y Mártir, 30 de agosto  

Vicente Cabanes Badenas, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Bilbao, España, beato Vicente Gabanes Badenas, presbítero de los Terciarios Capuchinos de la Bienaventurada Virgen de los Dolores y mártir, que, durante la persecución contra la fe, mereció entrar en el banquete de la gloria.

 

Nacido en Torrent (Valencia) el 25 de febrero de 1908; se hizo Terciario Capuchino el 15 de septiembre de 1923. Ordenado sacerdote el 12 de marzo de 1932. Estudia en la Universidad de Valencia y en el Instituto de Estudios Penales. Ejerce su ministerio en las Escuelas de Reforma de Madrid y Amurrio (Álava), alternando estudio, prácticas del gabinete de Psicología y dirección espiritual de la Fraternidad. Detenido el 27 de agosto de 1936 por los milicianos, lo trasladan a Orduña, Vizcaya, intentan hacerlo apostatar, y ante la negativa se vuelven hacia Amurrio, lo hacen bajar del vehículo y lo abalean dejándolo por muerto en el prado de San Bartolomé de Orduña. Malherido, logra llegar a casa de un amigo, y es trasladado al hospital de Orduña, y de ahí al de Basurto, donde fallece el domingo 30 de septiembre, confesado y habiendo perdonado a sus asesinos. Se distinguió por su carácter apacible, dulce y amable. Fiel al deber, entregado al apostolado de la reforma de la juventud extraviada, con competencia y celo apostólico.

Fue beatificado el 11 de marzo de 2001 junto a
232 mártires durante la guerra civil en España.

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Manuel Medina Olmos, Beato Obispo y Mártir, 30 de agosto  

Manuel Medina Olmos, Beato

Obispo de Guadix-Baza

Martirologio Romano: En Almería, España, pasión de los beatos mártires Fiego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Manuel Medina Olmos, Obispo de Guadix-Baza, quienes encarcelados por odio a la fe cristiana, soportaron insultos e injurias, hasta una noche en la que fueron fusilados.

Fecha de beatificación: Beatificados el 10 de octubre de 1993 por S.S. Juan Pabo II.

Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez),
Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por
Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.

 

Nacido en el seno de una humilde familia, quedó pronto huérfano de madre. Realizó estudios de bachillerato entre 1877 y 1882, obteniendo el premio extraordinario de bachiller, sección de Letras, en el Instituto de Almería. Cursó estudios de Derecho y de Filosofía y Letras en la Universidad de Granada y de Teología en el Seminario Central de Granada. Fue ordenado sacerdote en agosto de 1891, ejeciendo sucesivamente de párroco en el Sagrario de Guadix y de canónigo del Sacromonte de Granada. Colaboró con el padre Manjón en las escuelas del Ave María, siendo a partir de 1895 subdirector de esta institución.

Desde 1896 fue profesor de Metafísica en la Facultad Civil del Colegio del Sacromonte, en la que se licenció en Derecho el 3 de abril de 1898. Fue nombrado rector de este colegio en 1901. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Letras el 26 de septiembre del mismo año en la Universidad de Granada.

Durante estos años escribe y publica un ensayo sobre el que fuera fundador del la Abadía del Sacromonte, el arzobispo Pedro Vaca Castro y Quiñones, un libro de teatro infantil, la comedias La mejor lima social, las zarzuelas El dia de Inocentes, a la que puso música el maestro Alonso, Los peligros del mentir y La primera gracia, así como un tratado sobre la obra jurídica del Padre Suarez, publicado en 1917.

El 14 de diciembre de 1925 fue preconizado obispo auxiliar de Granada, archidiócesis que estaba entonces a cargo del cardenal Casanova. Tres años más tarde es nombrado obispo de Guadix, tomando posesión el 30 de noviembre de 1928.

Realizó entre los años 1929 y 1932 una completa visita pastoral a la diócesis a su cargo. De entre sus cartas pastorales, el propio obispo destacó las dos de 1931 tituladas "La nueva Costitución Española" (29-6-1931) y "El capital y el trabajo" (17-9-1931). Entre 1934 y 1935 fue administrador apostólico de la diócesis de Almería.

Tras un registro del palacio arzobispal, el 27 de julio de 1936 fue apresado por un grupo encabezdo por el alcalde de Guadix, y trasladado posteriormente, junto a otros tres sacerdotes, a Almería, permaneciendo preso en la casa del vicario general, en el barco prisión Astoy Mendi y en el acorazado Jaime I, hasta que en la madrugada del 30 de agosto de 1936, fue trasladado en camión hasta el barranco de los Chismes en término de Vícar, donde lo fusilaron junto a otros dieciséis sacerdotes y seglares.

Iniciado en 1954 su proceso de beatificación, fue beatificado por el papa Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993, estableciéndose el 30 de agosto como fiesta conmemorativa.

Es copatrón de Lanteira, su aldea natal, donde se saca en procesión su imagen cada 30 de agosto durante las fiestas que se celebran en su honor.

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Diego Ventaja Milán, Beato Obispo y Mártir, 30 de agosto  

Diego Ventaja Milán, Beato

Obispo de Almería

Martirologio Romano: En Almería, España, pasión de los beatos mártires Fiego Ventaja Milán, obispo de Almería, y Manuel Medina Olmos, Obispo de Guadix-Baza, quienes encarcelados por odio a la fe cristiana, soportaron insultos e injurias, hasta una noche en la que fueron fusilados.

Fecha de beatificación: Beatificados el 10 de octubre de 1993 por S.S. Juan Pabo II.

Lista del grupo de mártires: Hermano Edmigio (Isidoro Primo Rodríguez), Hermano Amalio (Justo Zariquiegui Mendoza), Hermano Valerio Bernardo (Marciano Herrero Martínez),
Hermano Teodomiro Joaquín (Adrián Sáiz Sáiz), Hermano Evencio Ricardo (Eusebio Alonso Uyarra), Hermano Aurelio María (Bienvenido Villalón Acebrón), Hermano José Cecilio (Bonifacio Rodríguez González), todos ellos hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.
La lista es completada por Mons. Diego Ventaja Milán, obispo de Almería, y
Mons. Manuel Medina Olmos, obispo de Gaudix.

 

Nació en Ohanes, provincia de Almería y Diócesis de Granada, el 22 de julio de 1880. Su formación eclesiástica en el Sacromonte granadino culminó en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo el doctorado en Filosofía y Teología. Vuelto a Granada se incorporó de nuevo al Sacromonte, primero como capellán y profesor y cuatro años más tarde, como canónigo por oposición. El 29 de junio de 1935 en la catedral de Granada fue consagrado para regir la diócesis de Almería. En la ceremonia estuvo don Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix. El 16 de julio de 1935, monseñor Ventaja hizo su entrada como obispo de Almería.

Tuvo un corto y difícil pontificado.
En 1936 se inició la campaña antireligosa, con ataques a la Iglesia en la prensa y con mítines callejeros. Esa fue la atmósfera que tuvo que respirar el obispo de Almería en su primera etapa de gobierno eclesiástico.


Fue casual la presencia del prelado el día del Alzamiento, ya que el día 15 de julio llegó a su residencia procedente de Granada, donde había resistido fuertes presiones para que se quedase allí en vista de la tensa situación reinante tras el asesinato de José Calvo Sotelo. Hizo oídos sordos, pues quería pasar entre sus fieles la fecha aniversario de su entrada en la diócesis.

El día 22 de julio, hacia las nueve de la mañana sonaron fuertes golpes en la puerta trasera del inmueble episcopal, siendo derribada por una turba de milicianos armados, practicando un minucioso registro. Trasladaron al obispo al cuartelillo de Seguridad donde le hicieron proposiciones formales de fuga y le ofrecieron un coche a tal efecto. A la media hora volvió al palacio. Dos días después tuvo la ocasión de escapar en un destructor inglés anclado en el puerto de Almería que le ofrecieron dos súbditos británicos empleados en Fuerzas Motrices del Valle de Lecrín, pero monseñor Ventaja la rechazó con plena conciencia de lo que hacía. A las tres de la tarde del día 24 de julio de 1936 entraron en palacio tres individuos que obligaron a don Diego Ventaja a dejar su residencia porque iban a instalar en ella el Gobierno Civil, trasladándolo a un nuevo domicilio una vez recogidos algunos documentos importantes.

Monseñor Ventaja tuvo conocimiento por el gobernador civil de Almería del traslado de don Manuel Medina Olmos, obispo de Guadix, a su domicilio, que era el del vicario general. Al poco paraba un coche a la puerta, y de él bajaron monseñor Medina y los sacerdotes Torcuato Pérez y Segundo Arce. En este domicilio de la plaza de Careaga quedó constituida una pequeña comunidad eclesiástica. A partir de aquí el triste destino del obispo Diego Ventaja Milán siguió la misma trayectoria que la de monseñor Manuel Medina Olmos, ya descrita en la biografía del obispo de Guadix.

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Estefan (José) Nehme, Venerable Monje Maronita, 30 de agosto  

Estefan (José) Nehme, Venerable

Monje Maronita

En Kfifane, Venerable Esteban, en el siglo Yousef (José) Nehme, religioso profeso libanés de la orden libanesa de los maronitas. ( 1938)

 

Yousef (José), hijo de Estefan Nehme y Cristina Badwi, nacido en Marzo de 1889, en Lehfed, un poblado del Municipio Biblos, al Nor-centro del Líbano, era el menor de 4 hermanos en una familia humilde, su único medio de vida es el cultivo de la tierra.

En 1905, con apenas 16 años de vida se dirige al convento de la Orden Libanesa Maronita en Kfifan, a un día de camino de Lehfed para ingresar a la vida monástica, con el nombre de Estefan, en honor al patrón de su pueblo y su padre.

En agosto de 1907 ofrendó sus promesas monásticas para iniciar una vida llena de humildad, sencillez y servicio al prójimo, de un monasterio a otro en las montañas de mi país.

Pasaron los tiempos y Estefan llego a ser Jefe de Trecho en el monasterio, cultivando, cosechando y manteniendo la tierra.

El 30 de agosto de 1938, a los 49 años de edad se marchó el Hermano Nehme a la casa del Padre, 12 años después abren el ataúd y encuentran el cuerpo puro e intacto y desde entonces las multitudes visitan al Hermano Monje para obtener muchas bendiciones y milagros con su intercesión.

El sábado 27 de marzo de 2010, S.S. Benedicto XVI firmó el decreto referente a un milagro atribuido a la intercesión del Venerable Esteban Nehme, ahora sólo faltaría se señale la fecha para su beatificación.

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Beato Alfredo Ildefonso Schuster, abad y Obispo

En Venegone, cerca de la ciudad de Varese, en Italia, beato Alfredo Ildefonso Schuster, obispo, que de abad de San Pablo de Roma fue elevado a la sede episcopal de Milán, donde con gran solicitud y diligencia desempeñó, con admirable sabiduría y doctrina, su ministerio de pastor paró el bien de su pueblo.

Alfredo Ludovico Schuster nació en Roma el domingo 18 de enero de 1880, entonces fiesta de la Cátedra de San Pedro, en el seno de una familia bávara; y bautizado dos días depués, 20 de enero, en el bautisterio de san Juan de Letrán. Su padre, Juan, había emigrado a Roma como sastre del ejército papal, creado para la defensa de Roma en plena unificación italiana, y durante veinticinco años presta su servicio al ejército pontificio. Se había casado en segundas nupcias con Ana Maria Tuzner y, aunque atendían un pequeño negocio romano, vivían en extrema pobreza económica. Después de Alfredo nació su hija Julia; y a los pocos años, la deficiente salud del padre le conduce a la muerte, el 19 de septiembre de 1889. La madre busca trabajo en casa del barón Pfiffer d'Altishofen, coronel de la Guardia Suiza, quien muestra interés por el huérfano niño y en 1891 facilita su ingreso como alumno en el monasterio benedictino de san Pablo Extramuros. A sus once años, Alfredo muestra interés y dotes para la formación académica y la vida monástica. Se muestra aplicado en los estudios y muestra desde niño su aprecio por el arte antiguo de la Urbe. Los domingos, por ejemplo, solía visitar las catacumbas de la via Apia y recogía inscripciones y epitafios de estos antiguos cementerios cristianos. En la vida espiritual fue formado, entre otros, por los grandes maestros beato Plácido Riccardi y Bonifacio Oslander, que le iniciaron en la oración, la ascesis y la liturgia.

 

Con la primera profesión religiosa, el 13 de noviembre de 1898, inicia su noviciado recibiendo el nombre de Ildefonso. Estudia filosofía en el Colegio de San Anselmo de Roma, donde conoce a dom Hildebrando de Hemptienne, abad alemán representante de los benedictinos del mundo y gran erudito en el ámbito de la liturgia y del arte sacro. Sus aptitudes litúrgicas le permiten también en estos años presenciar importantes acontecimientos eclesiales como la solemne apertura de la puerta santa de San Pablo Extramuros en el jubileo del año 1900, en la que ejerció como ceremoniero. Serán unos años muy significativos a nivel personal: en 1902 emite su profesión monástica; y un año más tarde, el 28 de mayo de 1903 concluye su tesis doctoral en filosofía; y al año siguiente es ordenado sacerdote. Tras estos acontecimientos pasa unos años en el monasterio de Montecasino donde completa sus estudios literarios y, a sus veintiocho años, es nombrado profesor de historia, maestro de novicios y posteriormente procurador general de la Congregación benedictina casinense.

 

A partir de este momento podríamos sintetizar su ingente labor en tres áreas: académica, monacal y pontificia. En primer lugar, su valía y excelente formación humanística, filosófica y teológica favorece su temprana dedicación al ámbito académico como profesor e investigador. En 1910 es profesor en la Pontificia Escuela de Música Sacra; en 1917 en el Pontificio Instituto Oriental, -por deseo expreso del Papa Benedicto XV-, del que llega a ser presidente; en la Pontificia Comisión de Arte Sacro; compaginando estas tareas con sus clases en el Pontificio Colegio de san Anselmo, cuya cátedra de Historia y Patrística regenta desde 1914. Alterna su dedicación académica con estudios de investigación en historia eclesiástica, arqueología cristiana y liturgia. Fruto de este interés y trabajo es la publicación de los nueve volúmenes del Liber sacramentorum en 1919. Es una obra enciclopédica donde sintetiza y expone científicamente la reflexión eclesial sobre la liturgia católica; en continuidad con el movimiento litúrgico europeo. En Italia contribuyó a difundir el amor por la piedad litúrgica de la Iglesia y a impulsar el renacimiento litúrgico tan deseado por los estratos intelectuales y monásticos de la Iglesia.

 

En segundo lugar, hay que destacar sus responsabilidades tanto en los monasterios en los que vivió como en la orden benedictina. En abril de 1918, siendo aún muy joven, fue elegido abad ordinario de San Pablo Extramuros. Durante su abadiato restauró la abadía de Farfa y la reformó hasta convertirla en un centro de oración y estudio. En 1920, la asamblea de abades benedictinos le nombra miembro del consejo del Primado de la Orden; y los Padres Casineneses le eligen Procurador General de su Congregación ante la Curia Romana.

 

En tercer lugar, hay que destacar su colaboración y dedicación esmerada al servicio de diversos organismos de la Santa Sede. El Papa Benedicto XV le nombra Consultor de las sagradas Congregaciones de Ritos y Causas de los Santos; y presidente de la Comisión Pontificia de Arte Sacro. Pío XI le incorpora a la Sagrada Congregación de Estudios y Universidades y le incorpora al grupo de cinco personas que, con el Papa, componen el nuevo formulario para la misa y el oficio de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Le envía como Visitador Apostólico Extraordinario a los seminarios de Lombardía y Campaña; así como varios colegios internacionales, entre ellos, el Pontificio Colegio Español de San José de Roma. Culmina esta etapa el 26 de junio de 1929, cuando el Papa Pío XI le elige pastor de la que había sido su última diócesis y le nombra el 139º arzobispo de Milán; apenas un mes después, en el consistorio del 15 de julio, le crea cardenal presbítero del título de los Santos Silvestre y Martín ai Monti, antiguo monasterio benedictino que fue el título cardenalicio de Pío XI; y el 21 de julio siguiente fue ordenado obispo por el propio Papa en la Capilla Sixtina. Es evidente la estima y confianza que Pío XI tenía en él.

 

Desde este día se entrega a su diócesis como un pastor celoso, siendo admirado por su dedicación pastoral. Durante la segunda guerra mundial permaneció en el Milán ocupado por las tropas alemanas para evitar la destrucción de la ciudad y socorrer el sufrimiento y la miseria provocadas por el conflicto. Convocó cinco sínodos diocesanos, un concilio provincial, dos congresos eucarísticos y marianos; escribió numerosas cartas pastorales a la Diócesis; y trató de estar cercano a todos mediante las casi cinco veces que recorrió toda la vasta diócesis ambrosiana en visita pastoral.

 

Por encargo de Pío XI, reestructuró los diversos seminarios milaneses construyendo el Seminario de Venegono, inaugurado en 1935; que se convertirá en un centro de renovación teológica y espiritual de seminaristas y sacerdotes, especialmente del clero joven. Fomentó también la formación cristiana de todo el pueblo a través de la prensa católica y centros culturales como el Ambrosianeum, instituto dedicado al estudio de San Ambrosio, y el Didascaleion, instituto de música sagrada.

 

Pero el Beato Schuster destacó, sobre todo, como liturgo; por su modo de vivir y presidir las celebraciones litúrgicas. Al cuidado esmerado de las celebraciones correspondía una honda espiritualidad y dignidad que invitaba a todos a la alabanza divina. Esta honda espiritualidad litúrgica impactó a muchos de sus contemporáneos. Es la espiritualidad del monje llamado a ser pastor; del austero hombre de oración convertido en incansable apóstol; del obispo que comprende su ministerio episcopal como un ministerio de santificación.

 

A sus 74 años, es obligado por los médicos a tener unos días de reposo y descanso veraniego para fortalecer su debilidad física. Se retiró a su querido seminario de Venegono y allí murió en la madrugada del 30 de agosto de 1954. Fue enterrado en la catedral metropolitana de Milán. El 12 de mayo de 1996, a los cuarenta años de su muerte, fue beatificado por el papa Juan Pablo II.

 

Resumido de un artículo de Aurelio García Macías, publicado originalmente en Pastoral Litúrgica, 297 (2007), pp. 155-159.

fuente: Lex Orandi.es

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María de los Ángeles Ginard Marti, Beata

Religiosa de las Hermanas Celadoras de Culto Eucarístico, nació en Llucmajor, Mallorca, España, el 3 de abril de 1894. A los dos días, siguiendo la costumbre cristiana de la época de bautizar a los niños al poco de nacer, la llevaron a la pila bautismal de la parroquia de San Miguel de Llucmajor, imponiéndole el nombre Ángela Benita Sebastiana Margarita, pero usaba en el siglo el de Ángela y al entrar en religión el de María de los Ángeles.

Fueron sus padres don Sebastián Ginard García, que pertenecía al cuerpo de la Guardia Civil y en el que alcanzó el grado de capitán, y su madre doña Margarita Martí Canals. Ambos procedían de familias mallorquinas muy católicas y en ese ambiente religiosos formaron su hogar y educaron a los nueve hijos, de los que María de los Ángeles ocupaba el tercer lugar.

La niñez de María de los Ángeles transcurrió entre Llucmajor, Palma y Binisalem. En este último pueblo hizo su primera comunión el día 14 de abril de 1905. En torno a este acontecimiento empezó a sentirse inclinada a una piedad cristiana con tendencia hacia la vida religiosa, la cual estaba motivada por las visitas que con su madre hacía a dos tías monjas, sobre todo a la que estaba en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca.

La juventud la pasó en Palma de Mallorca, donde se trasladó la familia buscando trabajo para mejorar la situación económica que era escasa para sacar adelante una familia tan numerosa. María de los Ángeles y sus dos hermanas mayores se dedicaros a bordar y a confeccionar sombreros de señoras. Con estas labores que realizaban en el hogar por encargo y cuando estos le faltaban para vender después, conseguían unos ingresos económicos muy necesarios para un digno bienestar de la familiar. Esta ocupación no la liberaban de los trabajos propios del hogar y de la atención a los hermanaos pequeños. Hacia éstos María de los Ángeles se volcó en la atención y en la formación religiosa: les enseñaba a rezar, el catecismo; le leía la historia Sagrada y la de los primeros mártires cristianos.

Se levantaba temprano para oír misa y comulgar en la iglesia del Socorro o en la vecina parroquia de la Santísima Trinidad, donde estaba su director espiritual, el padre Sebastián Matas. Durante el día hacía la visita al Santísimo Sacramento expuesto en el Centro Eucarístico, rezaba el santo Rosario, hacía oración particular y se daba a otras devociones particulares.

El plan de vida espiritual que llevaba María de los Ángeles la apartaba de las diversiones propias de su edad y la iba centrando en la vocación que sentía desde su niñez. Así cuando contaba unos veinte años de edad pidió permiso a sus padres para ingresar en el monasterio de las jerónimas de San Bartolomé de Inca. Éstos le aconsejaron que era muy joven, que lo pensara bien y dejara la decisión para más tarde. Con estos consejos no trataban de oponerse a su hija, sino retenerla por un tiempo en el hogar pues la necesitaban, pues el dinero ganado de su trabajo les era necesario para sacar adelante con dignidad a los hermanos menores. María de los Ángeles comprendió a sus padres y, sin perder la ilusión de entregarse a Dios en una vida consagrada, supo esperar.

Transcurridos unos años, y viendo que las circunstancias familiares anteriores había cambiado, volvió a pedir permiso a los padres, quienes se lo dieron gustosos.

Obtenido el consentimiento de los padres, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca el 26 de noviembre de 1921. Muy pronto se adaptó a la nueva vida. La adoración al Santísimo Sacramento, que es fin primordial del instituto en el que había ingresado, le llenaba, era su vida de donde sacaba fuerzas para los trabajos comunitarios de masar el pan para la misa, confeccionar y bordar ornamentos sagrados, preparar los niños para la primera comunión y para lograr una convivencia comunitaria volcándose en caridad a sus hermanas religiosas, la cuales la tenían por religiosa muy ejemplar, abierta y cordial, que se caracterizaba por su sencillez, piedad y, sobre todo, por la obediencia y docilidad en aceptar los cargos y traslados que sus superioras disponían.

Después del año de noviciado y de los tres primeros años de profesión temporal fue destinada a Madrid, luego a Barcelona y nuevamente a Madrid, desempeñando en esta última casa siempre el oficio de procuradora o administradora del convento.

Al estallar la Guerra Civil Española de 1936, sor María de los Ángeles se encontraba en Madrid. Los acontecimientos previos a la guerra eran alarmantes para la Iglesia y sus miembros. La persecución religiosa se manifestó abiertamente con quema de iglesias y conventos y con amenazas a los sacerdotes, religiosos y fieles católicos. En estas circunstancias, a sor María de los Ángeles le apenaba la destrucción y amenazas que habían emprendido los perseguidores "por odio a la fe", por todo lo relacionado con Dios y con la Iglesia. En la adoración a Jesús Sacramentado pedía por una solución a estos problemas y, firme en la fe, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo.

Cuando las religiosas vieron la necesidad de salir del convento vestidas de seglares se encontraban con el nerviosismo típico del momento, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: «Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto...» Es decir, lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen.

El día 20 de julio de 1936 las religiosas salieron vestidas de seglares del convento. A sor María de los Ángeles le tocó refugiarse en la vivienda de una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí, por la proximidad, vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes objetos de culto. En este refugio permaneció hasta el día 25 de agosto por la tarde, en que los milicianos anárquicos, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla.

En el momento de la detención, apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa que le acogía, y sor María de los Ángeles llevada por caridad y bondad, dijo a los milicianos: "esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo". Con estas palabras confesó su condición de religiosa y salvó la vida a esta señora.

Detenida la llevaron a la checa de Bellas Artes y el día 26 de agosto de 1936, al anochecer, según acostumbraban los perseguidores en los primeros meses de la guerra, le dieron el "paseillo" a la Dehesa de la Villa donde la fusilaron, pues a la mañana del día siguiente el Poder Judicial levantó el cadáver.

Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de la Almudena y después de la guerra, el 20 de mayo de 1941, fueron exhumados y trasladados al panteón de las Hermanas del Culto Eucarístico del mismo cementerio, de donde el 19 de diciembre de 1985 fueron trasladados al convento de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de la calle Blanca de Navarra, número 9, de Madrid. Y recientemente, el 3 de febrero de 2005, han sido colocados en la iglesia capilla de este convento.

El proceso de canonización por martirio en su fase diocesana fue abierto en Madrid el 28 de abril de 1987, y clausurado, también en Madrid, el 23 de marzo de 1990. El 19 de abril de 2004, su Santidad Juan Pablo II aprobó la publicación del decreto sobre el martirio para su beatificación.

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Fuentes: IESVS.org; EWTN.com; hablarcondios.org, Catholic.net, misalpalm.com

 

Mensajes anteriores en: http://iesvs-org.blogspot.com/

 

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